Las olas están robando las playas de Chile grano a grano y, a menos que se tomen medidas audaces, tramos icónicos como Reñaca y Puerto Saavedra podrían desaparecer para 2035—lo que marcaría no solo una pérdida ambiental, sino una crisis existencial para un país construido a orillas del mar.

Arena que Desaparece, Alarma que Crece

A simple vista, Reñaca parece igual—los bañistas llenan la orilla, los niños corren entre las olas. Pero la playa se está encogiendo. Y rápido.

Una mañana reciente, Carolina Martínez, geógrafa marina de la Pontificia Universidad Católica, caminaba por la línea de marea alta con una cinta métrica en la mano, buscando pistas en el oleaje. “Será difícil que estas playas sobrevivan los próximos diez años”, dijo a Reuters, mientras las olas golpeaban formaciones roco

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