Gerardo Ortiz duerme “tranquilito”. El presente del cantante de regional mexicano alude al título de una de las canciones que lo encumbraron en la industria musical antes de volverse blanco de gobierno de Estados Unidos por presuntos nexos con el narco.
El cantante, figura emblemática de los narcocorridos, ha esquivado una condena penal tras declararse culpable de participar en operaciones financieras con una empresa ligada al Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG). La clave: su colaboración con el Buró Federal de Investigaciones (FBI, por sus siglas en inglés), que le permitió convertirse en testigo clave contra su exmánager y evitar la cárcel.
De acuerdo con documentos judiciales obtenidos por Milenio, Ortiz testificó en contra de José Ángel del Villar, productor musical y director de