Es una decisión que llega por sorpresa y con un comunicado que va en la línea del alejamiento diplomático que Berlín escenifica desde hace semanas a cámara lenta respecto al Gobierno de Benjamín Netanyahu: “Las medidas aún más duras aprobadas por el gabinete de seguridad israelí hacen cada vez menos evidente cómo pretende alcanzar los objetivos. El Gobierno federal alemán no autorizará, hasta nuevo aviso, la exportación de material bélico que pueda utilizarse en la Franja de Gaza.”

Ese comunicado, publicado pocas horas después del anuncio de Netanyahu de querer tomar por las armas Ciudad de Gaza con el resto de la franja como objetivo final, culmina con una frase excepcionalmente directa teniendo en cuenta la relación histórica de Alemania con Israel y la llamada “razón de Estado” para con el Estado judío: “El Gobierno federal insta urgentemente al Gobierno israelí a no dar más pasos hacia la anexión de Cisjordania”.

El freno parcial a la venta de armas a Israel supone un cambio diplomático importante de Alemania. Por primera vez desde el ataque de Hamás del 7 de octubre de 2023, Berlín pasa de las palabras a los hechos. Hasta ahora, las críticas a la destrucción de Gaza habían sido más bien simbólicas y seguidas del discurso diplomático vacío del “derecho a la defensa de Israel” dentro del “respeto al derecho internacional” y la “solución de los dos Estados”. Ahora, por primera vez, esas críticas van acompañadas de medidas concretas para presionar a Netanyahu. Hasta ahora, Friedrich Merz se había pronunciado tanto desde la oposición como ya en el Gobierno en contra de frenar las exportaciones militares a Israel ante la masacre y el desastre humanitario de Gaza.

Qué armas y qué impacto

Con todo, la formulación del comunicado es suficientemente ambigua para dejar dudas sobre qué exportaciones militares a Israel frena concretamente Alemania. El texto habla de “material militar” y no de “armas”, un detalle que no es casual. Como apuntan medios y agencias alemanas, la medida podría afectar a motores para tanques que operan en Gaza, por ejemplo. A una pregunta parlamentaria hecha el pasado mayo por el opositor de La Izquierda sobre qué tipo armamento alemán era vendido a Israel, el Gobierno de Merz respondió con munición, armas de fuego – como fusiles o bazucas antitanques – y piezas de repuesto para esas armas, entre otro armamento. En el pasado, Alemania también vendió a Israel submarinos militares.

Alemania es el segundo mayor vendedor de armas y material militar a Israel, sólo por detrás de EEUU. Según estimaciones del Instituto Internacional de Investigación para la Paz de Estocolmo (SIPRI), un tercio de todo el material bélico que Israel importó entre 2020 y 2024 era de producción alemana. Desde los ataques de Hamás del 7 de octubre, Berlín ha aprobado exportaciones militares a Israel por valor de casi 500 millones de euros, según datos oficiales. Esa cifra es claramente inferior a las ventas de armamento por parte de EEUU, de las cuales el ejército israelí sí depende. La medida anunciada hoy por Berlín tiene, por tanto, un significado más bien simbólico para las capacidades militares efectivas de Israel.

Reacciones dentro y fuera del Gobierno

Las reacciones al sorprendente anuncio hecho por Merz son encontradas en Alemania, tanto dentro como fuera del Gobierno. Los socialdemócratas del SPD, socios menores en el Gobierno de Gran Coalición liderado por Merz, aplauden la medida tras llevar semanas pidiendo medidas concretas frente a la deriva de Netanyahu. La socialdemocracia alemana está abierta además a más medidas, como las sanciones al Gobierno israelí o el congelamiento parcial o total del Acuerdo de Asociación entre la Unión Europea e Israel, a lo que hasta ahora Berlín se ha cerrado en banda. Por su parte, los socialcristianos de la CSU, partido hermano en Baviera de la CDU de Merz, critica el freno parcial al envío de armas a Israel. Según el tabloide “Bild Zeitung”, la CSU no estaba informada de la decisión anunciada este viernes por la cancillería.

El trasfondo de la decisión de Berlín es variado. En primer lugar, la diplomacia alemana es consciente de que su posición respecto a Israel es cada vez más minoritaria dentro del bloque occidental, en el que los anuncios del reconocimiento del Estado de Israel – como han hecho recientemente Francia o Canadá – van llegando en cadena. En segundo lugar, la llamada “razón de Estado” alemana respecto a Israel hace tiempo que llegó a su límite. El discurso oficial de Alemania de respetar y fomentar el derecho internacional es sencillamente incompatible con el apoyo militar y la cobertura diplomática al Gobierno de Netanyahu, que lleva meses violando flagrantemente el derecho internacional humanitario y amenaza ahora con anexionarse los territorios palestinos. El Estado de Israel podría además ser condenado por genocidio por la Corte Internacional de Justicia , en un proceso en el que Alemania se ha posicionado oficialmente en defensa de Israel.

Por último, tampoco hay que olvidar el cambio de tendencia en la opinión pública alemana, un país con un apoyo social históricamente grande a Israel por la responsabilidad con el pueblo judío por el holocausto planificado y ejecutado por la Alemania nazi. Según la última encuesta demoscópica de la televisión pública ARD, un 66% de los encuestados esperan una mayor presión del Gobierno de Merz sobre Israel para que cambie su estrategia en Gaza. Los dobles estándares la política internacional alemana en Oriente Medio amenazan con generar un precio político interno.