Los científicos advierten desde hace años sobre la sedimentación en las inmediaciones de la ciudad, convertida en el epicentro del inesperado conflicto diplomático con Perú

El presidente de Colombia, Gustavo Petro, abrió esta semana un inesperado frente diplomático. Sin medias tintas, sorprendió a su propia Cancillería al denunciar que Perú se ha “apropiado” de Santa Rosa , una isla sobre el río Amazonas que surgió hace medio siglo y que está habitada por peruanos desde hace décadas. La acusación, formulada en redes sociales y luego en el puerto fronterizo de Leticia, crispó aún más la ya tensa relación entre ambos países. Sin embargo, el asunto va más allá de la creciente tensión. De fondo, hay una profunda problemática ambiental que lleva décadas sin que el Estado colombiano le preste

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