Los habitantes de Gaza enfrentan una creciente desesperación tras el anuncio de Israel de tomar el control de Ciudad de Gaza. Esta decisión, comunicada por el gabinete de seguridad israelí, ha dejado a muchos gazatíes en estado de shock. Aunque algunos esperaban un cambio positivo, la realidad se presenta como una nueva pesadilla. La posibilidad de un nuevo desplazamiento es aterradora, especialmente en un contexto donde el hambre y dos años de conflicto han debilitado a la población.

Sabrine Mahmoud, una residente, expresó su firme decisión de no abandonar su hogar. "No volveremos a vivir otro desplazamiento. Nos fuimos de Ciudad de Gaza durante un año entero y soportamos la peor humillación. No repetiremos ese error", afirmó. Otros, como Mohammed Imran, consideran que el cambio de término de "ocupación" a "control" no altera la situación. "El resultado es el mismo, destrucción y desplazamiento", comentó.

La crítica hacia Hamás también resuena entre los gazatíes. Ehab al-Helou, activista, cuestionó la capacidad de los líderes de Hamás para tomar decisiones que afectan a la población. "¿Quiénes son ustedes para decidir sacrificarnos?", dijo. La situación es crítica, con muchos edificios destruidos y cientos de familias viviendo en tiendas de campaña.

Aseel Ghaben, periodista en Ciudad de Gaza, describió un cambio drástico en el estado de ánimo de los habitantes tras el anuncio israelí. La entrada de ayuda humanitaria ha traído un ligero alivio, pero el miedo y la incertidumbre persisten. "Algunas personas prefieren morir en sus casas con dignidad que llevar una vida humillante", comentó.

El plan de Israel, que busca intensificar la guerra y ocupar la ciudad, ha sido criticado internacionalmente. Volker Türk, alto responsable de derechos humanos de la ONU, advirtió que una mayor escalada resultará en más desplazamientos y sufrimiento. El primer ministro británico, Sir Keir Starmer, también condenó la escalada, señalando que solo traerá más derramamiento de sangre.

Se estima que el plan obligará a un millón de residentes a desplazarse más al sur. Desde el inicio del conflicto, muchos han tenido que huir repetidamente, viviendo en condiciones precarias. Según el Ministerio de Salud de Gaza, más de 61,000 palestinos han muerto en la ofensiva israelí, con un alto porcentaje de mujeres y niños entre las víctimas.

El ejército israelí ha advertido que la expansión de la ofensiva podría poner en peligro a los rehenes israelíes que se cree que aún están vivos. Las familias de los rehenes consideran que la decisión de intensificar los combates es una "sentencia de muerte" para sus seres queridos.

A pesar de la oposición interna en Israel, el primer ministro Netanyahu parece decidido a seguir adelante con el plan. Un creciente número de países, incluidos aliados de Israel, han expresado su rechazo a la escalada militar. Alemania, por ejemplo, ha suspendido las exportaciones de armas a Israel que puedan ser utilizadas en Gaza.

La situación en Gaza es crítica y la incertidumbre sobre el futuro de sus habitantes se intensifica con cada anuncio del gobierno israelí.