El empaquetador de fentanilo se movía con precisión mientras la luz de su linterna frontal proyectaba un resplandor intenso sobre el trabajo veloz de sus manos enguantadas.

Las chatarras sin cofre de vehículos viejos yacían desguazadas bajo un cielo completamente negro. El suelo estaba cubierto de gatos hidráulicos, bobinas y trapos grasientos.

El hombre roció seis paquetes envueltos en aluminio con un líquido que olía a cloro, un compuesto que, según dijo, ayudaría a que los perros rastreadores no detectaran el fentanilo. Debajo del papel de aluminio, la droga mortal estaba envuelta en papel carbón para intentar evitar los métodos básicos de detección por rayos X, dijo.

El hombre de 58 años, mecánico de día y empaquetador de drogas de noche, llevaba más de 20 años trabajando para el Cá

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