Esta semana, Japón y el resto del mundo conmemoraron los 80 años de los bombardeos atómicos contra las ciudades de Hiroshima y Nagasaki. Pese a las catastróficas consecuencias de aquellos ataques, Estados Unidos aún no ha pedido disculpas por la muerte de cientos de miles de civiles. A su vez, el resto de Occidente y Tokio evitan señalar directamente a Washington como el perpetrador de aquella matanza.