El incidente ocurrió a bordo de la embarcación que se encontraba atracada en un puerto inglés cuando se reportó la supuesta amenaza. Personal de seguridad, junto con agentes policiales, procedieron a evacuar a los pasajeros y la tripulación como medida preventiva.
Equipos especializados en desactivación de explosivos revisaron el barco para descartar cualquier riesgo, sin que se encontrara algún artefacto peligroso. Las autoridades confirmaron que se trató de una falsa alarma generada por el pasajero.
El operativo de evacuación fue llevado a cabo con calma y orden, y tras las inspecciones, el crucero pudo retomar sus actividades normales. Las autoridades continúan investigando el motivo detrás de la amenaza para evitar incidentes similares en el futuro.
Este suceso pone en evidencia la