El 11 de agosto, Colombia se vio sacudida por la muerte del senador y precandidato presidencial Miguel Uribe Turbay, quien falleció a la 1:56 a.m. en la Fundación Santa Fe de Bogotá, tras dos meses de hospitalización por un atentado sufrido el 7 de junio. En un giro inesperado, el mismo día, el ministro de Defensa, Pedro Sánchez, anunció la supuesta muerte de Zarco Aldinever, guerrillero de las disidencias de las Farc, implicado en el atentado contra Uribe.
Sánchez informó que Aldinever, considerado uno de los autores intelectuales del ataque, habría sido asesinado por guerrilleros del ELN en territorio venezolano. La Segunda Marquetalia, organización criminal liderada por Iván Márquez, es sospechosa del magnicidio. Según el ministro, el enfrentamiento entre el ELN y la Segunda Marquetalia se debió a disputas por el narcotráfico, lo que llevó a la muerte de Aldinever.
"El ELN asesinó al Zarco Aldinever en territorio venezolano, muy cerca de la frontera colombo-venezolana", explicó Sánchez en una rueda de prensa. Sin embargo, el ministro también admitió que, aunque hay información de inteligencia que sugiere su muerte, no se ha recuperado el cuerpo, lo que impide confirmar su deceso de manera definitiva.
"La probabilidad de que haya muerto en ese enfrentamiento es supremamente alta, pero hasta que no tengamos el cuerpo no podemos dar fe", agregó. La investigación sobre el atentado contra Uribe continúa, y la Fiscalía General de la Nación está a cargo de determinar los responsables.
El ministro también mencionó que una de las líneas de investigación conecta a los autores del magnicidio con la Segunda Marquetalia. Seis personas han sido detenidas en relación con el ataque, incluido un sicario de 15 años que disparó a Uribe.
Zarco Aldinever, cuyo verdadero nombre era José Manuel Sierra, había sido un miembro destacado de las Farc desde 1990 y se unió a la disidencia en 2019 tras desertar del proceso de paz. Su muerte, si se confirma, podría tener implicaciones significativas en el contexto del narcotráfico y la violencia en Colombia, un país que aún lidia con las secuelas de décadas de conflicto armado.