Por estas horas, se registra en Cristina Fernández de Kirchner una nueva paradoja, dentro de su extensa trayectoria política, acaso ahora en su etapa crepuscular. Así, mientras intenta llevar al extremo su estrategia judicial para evitar que le decomisen sus bienes, tras la condena firme por corrupción que le impuso además prisión domiciliaria e inhabilitación para ejercer cargos públicos, volvió a tomar la lapicera electoral.

Desde su cómodo departamento en el barrio porteño de Constitución y en el ejercicio -a distancia- de su función como presidenta del PJ, Cristina insistió primero en la necesidad de que el peronismo vaya unido a las legislativas nacionales. Por el momento, le hicieron caso en 17 de los 24 distritos .

Sin embargo, su mayor dedicación estuvo dirigida a la prov

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