Despidan a los economistas. Demanden al presidente de la Reserva Federal. Metan las manos en empresas privadas. Consideren suspender los informes económicos. Exijan lealtad. Tomen el control de la Policía en la capital. Digan a todos que es por su propio bien.
Así podría ser el final del capitalismo estadounidense de libre mercado. En los últimos días, el presidente Donald Trump ha tomado medidas —sin precedentes en la historia de Estados Unidos, pero bien establecidas en China, Rusia y otras economías centralmente gestionadas— para romper las instituciones que definen y sostienen nuestra realidad económica.
Esto está a punto de ponerse muy desordenado. O mejor dicho, aún más desordenado.
Aquí un resumen solo de los últimos dos días:
Trump, tras despedir a la jefa de la Oficina de Esta