15 de agosto de 2025 - 00:22

En el afán de buscar el equilibrio de las cuentas fiscales, el gobierno de Javier Milei ha paralizado prácticamente la obra pública en el país. Transcurridos ya 20 meses desde su asunción, queda claro que no se trata de una medida coyuntural de corto plazo, sino, casi, de una política de Estado para una gestión que no la considera una inversión para el desarrollo estratégico de la Argentina, sino un gasto al que hay que sacrificar en el altar del déficit cero.

El problema es que la paralización de la obra pública constituye una bomba de tiempo para futuros gobiernos, que deberán reactivarla, porque no existe ningún país en el mundo que resigne esta responsabilidad. Hay obras que, porque son rentables en lo inmediato, pueden ser acometidas por el sector privad

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