Las mesas de votación cerraron el domingo en Bolivia y comenzó el cómputo para la elección del nuevo presidente en una jornada en términos generales tranquila, aunque con algunos incidentes menores, que vaticina un posible giro a la derecha tras dos décadas de gobiernos de izquierda.
La votación transcurrió en relativa calma pese a que el expresidente Evo Morales llamó a anular el voto mientras sus seguidores amenazaron con impedir los comicios en la región cocalera del Chapare, en el centro del país, bastión del exmandatario (2006-2019).
Se produjeron "incidentes aislados que no han alterado la votación", dijo el presidente del Tribunal Supremo Electoral, Óscar Hessenteufel. El mayor de ellos tuvo lugar en el Chapare, donde detonó una dinamita de mecha corta que no provocó daños persona