La cumbre de Donald Trump y Vladimir Putin en Alaska fue presentada como un paso hacia la paz en Ucrania. Antes del encuentro ya era posible anticipar distintos escenarios: Desde un acuerdo mínimo de alto al fuego hasta la concesión más amplia a Moscú. Al final, prevaleció la opción que se veía como la más probable: Que Trump aceptara que Ucrania pierda el 20% de su territorio, ocupado o no por Rusia.

La manera en que ambos líderes bajaron de sus aviones anticipó el desenlace. El ruso, rápido y con energía, la mirada fija al frente, transmitiendo control. El estadounidense, en cambio, lento, escalón por escalón y con la vista puesta en los peldaños, proyectando inseguridad. El primero entró como dueño de la escena; el segundo, cuidando cada paso. Ese contraste visual, reforzado con el cál

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