Nadie quiso arruinarle a Trump su gran día ni explotar su globo de ilusiones infundadas, así que, uno a uno, tanto Zelenski como los grandes líderes europeos se perdieron durante horas en vaguedades e imprecisiones para poder catalogar la reunión de “histórica”. Todos mostraron su convencimiento de que estábamos ante un momento clave en el conflicto y el presidente estadounidense repitió aquello de que “en una o dos semanas, sabremos si podemos acabar esta guerra”. Nadie, sin embargo, explicó cómo ni por qué.

Este secretismo en los detalles —tal vez razonable— chocó con la ampulosidad de los discursos. Trump está muy convencido de que se puede llegar a una paz estable y más o menos inmediata que dure muchos años y que se base en el intercambio de territorios. De dónde sale ese convenc

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