El Gobierno ha avivado la pira funeraria que preparó para la carrera del juez Peinado en cuanto constató que lo de investigar a la esposa del presidente y sus quehaceres iba en serio. Lo último es que el CGPJ ha abierto diligencias informativas al togado después de una queja de Félix Bolaños por su interrogatorio en calidad de testigo por el caso Begoña Gómez. Los altavoces mediáticos de Moncloa han encendido sus antorchas con la esperanza de que el hastío o el descrédito apaguen el sofoco de la corrupción. Ni una cosa ni la otra son probables. No han escatimado en medios en la guerra sucia contra un instructor cuyo único problema ha sido entender aquello de que la ley es igual para todos y que la justicia es independiente. Pero conténgase la alegría sanchista, las diligencias son un proce

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