Estados Unidos ha iniciado un notable despliegue de buques de guerra y personal militar en el Caribe y América Latina. Este movimiento, según funcionarios de Defensa, tiene como objetivo combatir los cárteles de la droga. Aunque el alcance del despliegue ordenado por el presidente Donald Trump no está completamente claro, se trata de una de las acciones más significativas en años, tanto en términos de operaciones como de ejercicios militares.
La Marina de Estados Unidos ha confirmado el reposicionamiento del Iwo Jima Amphibious Ready Group (ARG) y de la 22.ª Unidad Expedicionaria de Marines (MEU). Esto incluye el despliegue de los buques de desembarco anfibio USS Iwo Jima, USS Fort Lauderdale y USS San Antonio, junto con aproximadamente 4.000 infantes de Marina. Además, se ha confirmado la presencia de al menos dos destructores de la clase Arleigh Burke, el USS Gravely y el USS Jason Dunham, al norte del mar del Caribe. El USS Sampson, también de la misma clase, se encontraba en aguas de Panamá.
El USS Gravely ya había sido desplegado en marzo en la frontera sur de Estados Unidos, en operaciones para combatir el tráfico de drogas. Este despliegue de seis buques de guerra estadounidenses en la región representa una clara demostración de fuerza, especialmente en un contexto de creciente tensión con Venezuela.
La secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, afirmó que "el presidente Trump ha sido muy claro y consecuente. Está dispuesto a utilizar todos los recursos de su poder para detener la entrada de drogas a nuestro país y llevar a los responsables ante la Justicia". Por su parte, el presidente venezolano Nicolás Maduro respondió que "ningún imperio va a tocar el suelo sagrado de Venezuela", reafirmando la resistencia de su país ante el despliegue militar estadounidense.
Los destructores de la clase Arleigh Burke, lanzados en 1991, son buques armados con misiles guiados, incluyendo los Tomahawk, y cuentan con el avanzado sistema de defensa Aegis. Cada uno tiene una tripulación de 329 marineros y un desplazamiento de entre 8.200 y 9.700 toneladas, con una velocidad máxima de 30 nudos (55 km/h). Estos buques son versátiles y cumplen múltiples funciones, desde combate naval hasta defensa aérea.
El USS Iwo Jima, el buque de asalto anfibio más grande en este despliegue, tiene un desplazamiento de 41.000 toneladas, similar al de un portaaviones mediano. Puede transportar hasta 1.000 soldados y operar alrededor de 30 aeronaves, incluyendo helicópteros y aviones de despegue vertical. Los otros dos buques, el USS Fort Lauderdale y el USS San Antonio, son de la clase San Antonio, con un desplazamiento de 25.300 toneladas, y están diseñados para transportar y desembarcar tropas como parte de una fuerza expedicionaria.