Colombia ha presenciado un magnicidio, después de 30 años. Asesinaron a Miguel Uribe Turbay no fue un accidente, ni una tragedia aislada. Fue un acto político, con un hilo conductor de mensajes de Gustavo Petro, que destilando odio terminó sentenciando un retroceso de la historia del país. Un mensaje macabro contra quienes aún creemos en el Estado de Derecho, la democracia y la posibilidad de hacer oposición sin jugarse la vida.

Pero tan indignante como el crimen en sí ha sido la respuesta —o más bien, la falta de ella— del gobierno nacional y, en particular, del presidente Gustavo Petro.

Petro, que se ha cansado de pedir “diálogo” con grupos armados, que abraza a cabecillas del ELN como si fueran líderes sociales, que se sube en tarimas en Medellín con criminales reciclados como “gestor

See Full Page