Los hechos son claros. La evidencia empírica demuestra que hay una puerta fraudulenta hacia privilegios que no les corresponde a muchas personas, con lo cual se están desvirtuando los derechos ancestrales de las comunidades indígenas, argumentándose en el «autorreconocimiento» étnico, que surgió como un mecanismo legítimo para proteger a las minorías históricamente excluidas, y por esa vía se ha convertido en una herramienta de conveniencia para individuos que buscan beneficiarse de programas, recursos y posiciones de liderazgo que culturalmente no les corresponden.
En La Guajira, personas completamente ajenas a la cosmovisión wayuu, que nunca han compartido sus tradiciones, su lengua wayuunaiki, ni sus prácticas ancestrales, de repente se «descubren» como miembros de esta etnia para apro