Soy de Independiente de toda la vida. Desde hace más de 50 años que voy a la cancha y hace 20 que lo hago acompañado de mis hijos.
Son momentos de pleno disfrute, de intimidad y unión. Respetamos el ritual de la pizza antes o después del partido según el horario que nos toque. De esos instantes que da la alegría de cruzarnos con amigos y conocidos de diferentes ámbitos vestidos con nuestras camisetas rojas y reconocernos unidos en una misma comunidad.
Eso hicimos el miércoles último y como si fuera un presagio de lo que viviríamos luego, nuestra conversación giró en torno al significado de ser hincha, con qué nos quedamos cada uno luego de cada jornada. Hablamos de eso, sobre la locura del fanatismo como también de la importancia del espacio institucional y la identidad que nos