Tan pronto descendió del avión que lo trasladó desde Rionegro, Antioquia, hasta Bogotá, el expresidente Álvaro Uribe Vélez quiso visitar la tumba de Miguel Uribe Turbay , a quien no pudo despedir presencialmente porque estaba privado de su libertad en su finca, tras la condena en su contra en primera instancia por soborno y fraude procesal.
Uribe llegó este sábado, 23 de agosto, al Cementerio Central de Bogotá, en un profundo silencio y con un rostro marcado por la tristeza que le genera el fallecimiento del joven senador, de 39 años, a quien llama repetidamente “el mártir”.
Sin dudarlo, apenas observó la tumba en la tierra, el expresidente se arrodilló y tocó con sus manos el césped donde reposa la placa en mármol donde se lee: “Miguel Uribe Turbay,1986-2025″.
El momento fue triste