La “batalla cultural” de la que tanto habla el gobierno de Javier Milei es, en realidad, la puesta en marcha de una cultura de cancelación.
La práctica es palpable. Si pensás distinto, te insultan. Si reclamás, te dicen “parásito”. Si criticás, te llaman “enemigo”.
Para abordar este método, que el Estado nacional está aplicando como política, es indispensable que la sociedad desencantada de la política tradicional comience a ver y sentir que, en cada escopetazo de odio que dispara el Gobierno, la perdigonada impacta directamente a todos, o nos roza muy de cerca. Ya no es un problema del otro: es un problema propio.
Los jubilados son atacados para que el “déficit cero” siga viviendo como bandera libertaria, pero en cada hogar hay un abuelo o un padre jubilado.
Las personas con discapaci