Este sábado 23 de agosto de 2025 el cielo nos regala un fenómeno astronómico poco común: la Luna Negra . Aunque no será visible a simple vista, su impacto sobre la observación celeste —y su rareza— lo convierten en un evento destacable del calendario astronómico.

¿Qué es exactamente una Luna Negra?

La Luna Negra no es un tipo de luna en sí, como lo son la luna llena o la luna de sangre. El término hace referencia a la segunda luna nueva que ocurre en un mismo mes o la tercera luna nueva de una estación que tiene cuatro . En el caso de este agosto de 2025, nos encontramos ante la tercera luna nueva del verano, fenómeno que se da debido al desfase del ciclo lunar , ya que cada mes lunar dura aproximadamente 29,53 días .

Este fenómeno se produce solo una vez cada dos o tres años , y en esta ocasión, ocurrirá exactamente a las 8:06 horas del sábado 23 de agosto , cuando la luna quede perfectamente alineada con el sol, bajo la constelación de Virgo .

¿Se puede ver la Luna Negra?

Paradójicamente, no . Durante la Luna Negra, nuestro satélite no refleja luz solar visible desde la Tierra , lo que significa que la luna no será perceptible en el cielo nocturno. Sin embargo, esta oscuridad ofrece un regalo alternativo: un firmamento más despejado para disfrutar del brillo de las estrellas .

Este año, la Luna Negra coincide con la cola de las Perseidas , la conocida lluvia de meteoros que suele alcanzar su máximo a principios de agosto pero cuyos rastros aún pueden verse en estas fechas. Así que aunque la luna no se muestre, las estrellas fugaces sí lo harán.

Otro tipo de Luna Negra: febrero sin luna nueva

Existe también otra definición menos conocida de Luna Negra . Ocurre cuando, debido a la brevedad del mes de febrero, no se produce ninguna luna nueva durante todo el mes . Esto sucede aproximadamente cada 19 años. La última vez fue en 2018, y volverá a repetirse en febrero de 2033.

Un espectáculo invisible pero relevante

Aunque no se pueda contemplar a simple vista, la Luna Negra representa un fenómeno astronómico que nos recuerda la complejidad de los ciclos lunares . Su invisibilidad no resta interés; al contrario, nos anima a mirar más allá y redescubrir el cielo estrellado en uno de los momentos más oscuros del mes. Un buen recordatorio de que, incluso en la oscuridad, el universo tiene mucho que ofrecer.