Casi una semana después de que Hamas aceptara la última propuesta de cese del fuego en Gaza, Israel aún no ha respondido. El primer ministro Benjamin Netanyahu ha afirmado que iniciará “inmediatamente” negociaciones para liberar a todos los rehenes y poner fin a la guerra. Este silencio ha desconcertado a mediadores y familias de los rehenes, quienes acusan a Netanyahu de abandonar a sus seres queridos.
Durante 18 meses, Netanyahu solo había acordado altos el fuego parciales. Sin embargo, ahora exige un acuerdo integral que garantice la liberación de todos los rehenes y el fin total de la guerra, bajo condiciones impuestas por Israel. Este cambio de política se produce mientras Netanyahu acelera los planes para un asalto militar masivo en Gaza, aplicando una estrategia dual: negociar y combatir para “derrotar a Hamas”.
El jueves, Netanyahu instruyó a su equipo para que comenzara las negociaciones, pero no mencionó la propuesta actual que exige un alto el fuego temporal a cambio de la liberación de la mitad de los rehenes. Esta propuesta es similar a un alto el fuego de 60 días acordado el mes pasado, pero con términos más favorables para Israel. Al mismo tiempo, Netanyahu continúa impulsando los planes para el asalto a Gaza, creyendo que la presión militar hará que Hamas sea más flexible en las negociaciones.
Netanyahu no ha explicado el motivo de este cambio drástico en su enfoque de negociación. Durante un año y medio, su gobierno se negó a discutir el fin de la guerra, optando solo por acuerdos parciales. Ahora, se muestra reacio a responder a la última propuesta de mediadores, que fue aceptada por Hamas. Basem Naim, miembro de Hamas, afirmó que el movimiento está dispuesto a alcanzar un acuerdo de alto el fuego.
La nueva estrategia de Netanyahu parece estar influenciada por el apoyo del presidente estadounidense Donald Trump, quien ha respaldado el ataque renovado de Israel en Gaza. Trump ha declarado que el regreso de los rehenes solo ocurrirá cuando Hamas sea confrontado y destruido. Esta postura ha llevado a Netanyahu a adoptar una exigencia de “todo o nada” en las negociaciones.
En la última reunión del gabinete de seguridad israelí, se establecieron cinco condiciones para poner fin a la guerra, incluyendo el desarme de Hamas y la liberación de todos los rehenes. Sin embargo, Hamas ha rechazado cualquier idea de desarme. Analistas israelíes sugieren que el enfoque de Netanyahu es una táctica política para prolongar la guerra y su propio gobierno.
A pesar de que la mayoría del público israelí apoya cualquier acuerdo que devuelva a los rehenes, los socios de coalición de extrema derecha de Netanyahu se oponen firmemente a un alto el fuego. Esta presión ha llevado a que los acuerdos de rehenes se diseñen de forma gradual, permitiendo a Netanyahu prometer a sus aliados que la guerra se reanudará eventualmente.
Las tensiones entre el gobierno de Netanyahu y las familias de los rehenes han aumentado, ya que estas acusan al gobierno de sacrificar a sus seres queridos al retrasar o desestimar el acuerdo parcial propuesto.