La cocaína ya no cruza fronteras en mulas o avionetas pequeñas. Ahora fluye por el corazón del comercio global: los contenedores marítimos. Trabajadores portuarios, empleados administrativos y tripulaciones corrompidos están convirtiendo el invento más eficiente del mundo en el disfraz favorito de los cárteles, y los puertos de América Latina se han vuelto las puertas más vulnerables.

Los puertos como nueva línea de frente

La Organización Mundial de Aduanas (OMA) es clara respecto a dónde se quiebra la cadena de suministro global: dentro de los propios puertos. En su informe de 2025 — Infiltración de las cadenas de suministro de carga marítima: crimen organizado, cocaína y el conspirador interno —, el organismo con sede en Ginebra advirtió que los traficantes están explotando los flujo

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