“Vamos a combatir el fuego con fuego”.
La frase que pronunció el pasado miércoles Gavin Newsom resume a la perfección el papel que el gobernador de California ha adoptado desde que Donald Trump regresó a la Casa Blanca en enero.
La imagen de Newsom como alguien dispuesto a dar la pelea al presidente de EE.UU. –amplificada con sus sonadas ruedas de prensa y una estrategia de redes sociales al más puro estilo Trump— impulsa su perfil presidenciable de cara a las elecciones de 2028, algo en lo que él mismo ha manifestado interés.
Ante el aparente desconcierto de la mayoría de los representantes demócratas, él se ha erigido como líder de la oposición a Trump.
Lo ha demostrado en las últimas semanas: después de que los republicanos de Texas modificaran a petición de Trump el mapa electoral