
La publicidad, la moda y el diseño. El teatro, el cine, la música y los videojuegos. Las artes visuales, la escultura, la pintura. La gestión del patrimonio y el turismo cultural. Las industrias culturales y creativas (ICC) están viviendo cambios muy rápidos con la irrupción de la inteligencia artificial.
Por un lado, se crean nuevas oportunidades de mejora. Por otro, surgen desafíos importantes para sus trabajadores. La inteligencia artificial consigue imitar la inteligencia humana para analizar datos, reconocer patrones o tomar decisiones. En las industrias culturales, la inteligencia artificial mejora la eficiencia, personaliza las experiencias y fomenta la creatividad.
Según datos de Eurostat y la Comisión Europea, las industrias creativas empleaban, a mediados de 2023, a más de 8,7 millones de personas. Esto supone que el 3,8 % del empleo europeo se ocupa en un sector en el que la innovación y la originalidad son esenciales.
Impacto de la IA en las industrias creativas
En el campo de la publicidad, las herramientas de IA mejoran los resultados de las campañas publicitarias. Obtener análisis de audiencias más precisos permite identificar a los clientes idóneos y luego llegar a ellos mediante el envío de mensajes personalizados.
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En arquitectura e ingeniería, la inteligencia artificial facilita el trabajo de diseño y mejora la eficiencia en los proyectos a través de simulaciones avanzadas. Este tipo de softwares permiten remodelar diseños complejos en 3D y tomar decisiones sostenibles en minutos. Como bien dice Lászlo Moholynagi ,“el diseño no es una profesión, es una actitud”.
En lo audiovisual
Con respecto al cine y la música, las plataformas digitales utilizan la IA para analizar los gustos y preferencias de sus usuarios. Esto les permite ofrecerles una oferta a medida, creada a partir de su historial de visualizaciones.
Así fidelizan a sus usuarios recomendándoles lo que el algoritmo considera que coincide con sus gustos. Si tiene una cuenta familiar en alguna de estas plataformas, pruebe a revisar la página de inicio de los distintos miembros y verá cómo la oferta es distinta para cada uno.
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Crece el uso de la inteligencia artificial por los desarrolladores de videojuegos. ¿Su utilidad? Por ejemplo, el uso de algoritmos adaptativos permite ajustar los desafíos al nivel del jugador: desde enemigos que se adaptan al nivel del usuario hasta historias interactivas. La IA permite automatizar tareas repetitivas y ahorrar costes.
Patrimonio cultural, inteligencia artificial
A través de la realidad virtual se pueden hacer visitas virtuales a museos y recorridos por lugares históricos. Esto hace que el patrimonio sea más accesible para todos.
En el área museística, la aplicación de programas de realidad aumentada o realidad virtual mejoran las experiencias del público y cómo se interrelacionan con las obras de arte.
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La Universidad de Glasgow está desarrollando una plataforma digital en la que se expondrán modelos en 3D de obras custodiadas en los museos escoceses. Los grandes museos solo pueden mostrar una parte de sus colecciones, así que la idea subyacente es eliminar las limitaciones espaciales gracias a la realidad virtual y dar mayor visibilidad a los fondos artísticos.
Por su parte, entre las acciones de divulgación del Museo del Prado está “Contar el Prado”, un algoritmo identifica y enumera objetos y personas en una serie de obras y luego reta a los usuarios a que hagan sus propias cuentas.
En moda y diseño, la IA ayuda a predecir tendencias., crear colecciones más sostenibles (al permitir el aprovechamiento máximo de los materiales), mejorar las cadenas de suministro y el manejo de inventarios, entre otras tareas.
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Por ejemplo, el proyecto AI4FIBRES –desarrollado por la Universidad de Kingston, la organización benéfica Royal Opera House y dos empresas de gestión de residuos textiles– propone la utilización de la IA para el reciclaje de materiales, clasificando y procesando eficazmente los residuos textiles, aumentando las tasas de reciclaje y reduciendo los vertederos.
Se abre el debate
La integración de la inteligencia artificial en las industrias culturales libera a los profesionales de las tareas más repetitivas y les permite centrarse en otras funciones más creativas.
Un ejemplo: la IA tiene la capacidad de transcribir, traducir o subtitular contenidos culturales (textos, audios y producción audiovisual), lo que facilita un acceso rápido y globalizado a los contenidos culturales. No obstante, esto también genera controversia tanto por la fiabilidad y calidad del producto final, como por los riesgos para el futuro del empleo en el sector y la protección de los derechos de autor y los datos personales de los usuarios.
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation, un sitio de noticias sin fines de lucro dedicado a compartir ideas de expertos académicos.
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Silvia María González Fernández es miembro de la Universidad de Oviedo.