No conviene hacerse ilusiones. El paisaje político de España está tan calcinado como el paisaje físico, arrasado por los incendios. Tardará tiempo en florecer de nuevo la concordia, el sentido común y la voluntad de servicio a la comunidad. El Gobierno bastante tiene con sostenerse a dentelladas, con ir tirando, mientras la oposición trata de llamar la atención con aspavientos para hacerse notar en medio de una dura competencia. A unos y a otros lo que menos importa ahora es ponerse de acuerdo para que el país funcione. Por ejemplo, cambiando de mutuo acuerdo la política medioambiental, culpable principal, junto con el abandono oficial del campo, de la ola de fuego en la España vaciada. Sólo buscan salvarse ellos de la quema.
En vísperas de reanudarse el curso político, todas las miradas