Las redes, que suelen ser implacables en materia de amores y odios, quisieron someter al escarnio a la senadora Martha Peralta Epieyú cuando en sus últimas vacaciones se fotografió con su esposo, el médico Manuel Julián Molina Pérez, junto a la torre Eiffel en París. Sus detractores de ocasión, que quizá preferirían verla en actos sociales sencillos como lo fue su boda en una ranchería wayuu oficiada por un palabrero, la cuestionaron por sus lujos y supuestos usos desbordados de recursos que podrían ser más útiles en obras para su comunidad.
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Ella respondió con firmeza y serenidad y acalló pronto una polémica. Lo mismo ha buscado hacer con los cuestionamientos que la ligan a supuestas desviaciones de recursos en contratos de la administración del municipio guajiro de Albania, do