Shanghái/Pekín, 26 ago (EFE).- La expulsión de Evergrande de la Bolsa de Hong Kong marca un nuevo hito en el hundimiento de la cara visible de la crisis inmobiliaria china, la cual cumple un lustro sin que un sector que llegó a suponer casi un tercio del producto interior bruto (PIB) de la segunda economía mundial atisbe aún la luz al final del túnel.

El estallido de la crisis se puede situar en agosto de 2020, cuando Pekín impulsó las ‘tres líneas rojas’, normativa que limitó el acceso a financiación a las promotoras que acumulasen un pasivo excesivo, superasen ciertos niveles de apalancamiento (usar deuda para financiar operaciones) o carecieran de liquidez suficiente para afrontar deudas a corto plazo.

Desde el ‘boom’ inmobiliario de finales de los 90, promotoras como Evergrande depen

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