Un joven peruano denuncia haber sido brutalmente agredido a la salida de un local de ambiente en Palma. Los atacantes le golpearon con barras de hierro y le robaron sus pertenencias.

«Estoy muy asustado y tengo mucho miedo de salir a la calle», confiesa Sebastián Palacios , aún en shock tras lo ocurrido. «Tres argelinos me cogieron a la salida de un pub y me dieron una paliza por el simple hecho de ser gay. ¿Has salido de este local? Sabemos que este bar es de maricones. ¿Eres uno de ellos? A partir de ese momento, me empezaron a golpear y me robaron».

La madrugada del domingo 17 de agosto cambió por completo la vida de este joven peruano afincado en Palma. Lo que comenzó como un gesto cotidiano, invitar a un cigarrillo , terminó convirtiéndose en una pesadilla. «Estaba en la calle fumando cuando se me acercó un chico argelino –que hablaba perfectamente español– y me pidió un cigarro. Le invité a fumar y estuvimos hablando unos instantes. Acto seguido, llegaron sus amigos y también me pidieron tabaco. En ese momento, me percaté de que llevaban barras de hierro y que su comportamiento era muy agresivo . Me rodearon y comenzaron a proferir insultos por mi orientación sexual y, de forma sorpresiva, me golpearon con una barra de hierro en repetidas ocasiones, y me quitaron el dinero que llevaba encima y me arrancaron una cadena ».

Los golpes, los insultos y el miedo marcaron aquellos minutos. Sebastián perdió 150 euros, su móvil y parte de la seguridad que hasta entonces sentía en su día a día. A duras penas, logró pedir ayuda a la Policía Nacional.

Los agentes reaccionaron con rapidez. Gracias a la descripción de la víctima, localizaron en una calle cercana a tres jóvenes que coincidían con el relato. Al cachearlos, hallaron una cadena que pertenecía a Sebastián y una tarjeta de transporte a su nombre. Los tres fueron detenidos como presuntos autores de un delito de robo con violencia e intimidación.

Aunque recuperó parte de lo sustraído, lo más difícil para Sebastián será recomponer la confianza perdida. «Tengo miedo de volver a salir. No quiero que nadie más pase por lo que yo viví», admite.