Las calles de Washington amanecen cada día ocupadas por tropas enmascaradas, que convierten cada esquina en un escenario de terror. Lo que se ve no es seguridad ciudadana, sino el ensayo general de un Estado autoritario que criminaliza el trabajo honesto, mientras sus agentes se ocultan tras máscaras, avergonzados de mostrar sus rostros ante una ciudad que los repudia.
Por Pablo Manríquez
El turno de la mañana ni siquiera había tomado su café, cuando el gobierno llegó con un estruendo por la Calle 16 NW. De repente, una caravana de tropas de federales enmascarados, detuvo una camioneta de trabajo: Z.M.H Heating & Air Conditioning, el tipo de camión que mantiene los radiadores y los aires acondicionados de esta ciudad funcionando durante julio.
«¡Quítense la maldita máscara!»
Tres hombr