Miguel Uribe Londoño le habló ayer a Colombia desde las escalas del Congreso. Es exactamente el punto medio entre el Salón Elíptico de la Cámara, donde veló y lloró a su hijo, y la Catedral Primada, donde lo despidió y pronunció un discurso con un matiz político que dejó al país especulando sobre quién recogería las banderas del precandidato asesinado del Centro Democrático.

Pero pasados 15 días ya no hubo matices.

Ayer, Miguel Uribe Londoño, de 72 años, no habló solo como un padre que en medio del duelo culpa al gobierno de Gustavo Petro de la violencia que le arrebató a su hijo. Lo hizo como uno de los precandidatos que quiere contener la continuidad de su proyecto de izquierda en 2026. Uribe Londoño dijo que quiere ganar la puja interna del uribismo, en la que compitió su hijo de 39 a

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