La primera semana de clases en Minneapolis quedó marcada por una tragedia que sacudió a Minnesota y al país entero. Dos niños, de 8 y 10 años, murieron a tiros dentro de la iglesia católica de la Anunciación, mientras participaban en una misa junto a sus compañeros de escuela. El atacante disparó desde el exterior contra los vitrales del templo, alcanzando a fieles y estudiantes reunidos en el recinto. En total, 17 personas resultaron heridas, entre ellas 14 menores y tres adultos mayores.
La escena fue descrita por testigos como caótica y desgarradora: niños escondiéndose entre bancas, padres irrumpiendo desesperados para rescatar a sus hijos, maestros protegiendo a los más pequeños. “Esto fue un acto deliberado de violencia contra niños inocentes… la crueldad de disparar en una iglesia