Beijing ha sido el escenario de una cumbre internacional durante los últimos tres días, donde Xi Jinping recibió a líderes de Asia y Medio Oriente. Este evento, cuidadosamente organizado, tenía como objetivo mostrar la visión de Xi para un nuevo orden mundial. Sin embargo, el miércoles, el líder chino planea cambiar de tono con un gran desfile militar en la Avenida de la Paz Eterna, donde se exhibirán armas hipersónicas, misiles nucleares y drones submarinos, junto a miles de soldados marchando.
El mensaje de Xi es claro: China busca restablecer las reglas globales y desafiar la influencia de Occidente. La lista de invitados a la cumbre incluye a más de dos docenas de líderes, entre ellos el presidente ruso Vladimir Putin y el líder norcoreano Kim Jong Un. Este evento marca la primera vez que estos líderes se reúnen en un contexto que algunos analistas consideran un "eje de agitación" antiestadounidense.
Las imágenes del desfile y la cumbre son significativas, especialmente para los líderes occidentales que intentan presionar a Putin para que termine la guerra en Ucrania. Observadores han señalado que Irán, Corea del Norte, China y Rusia están formando un bloque que podría desafiar a Estados Unidos. Xi, al ofrecer asientos a estos líderes, se posiciona como un peso pesado global que podría influir en Putin, pero no está dispuesto a seguir las reglas de Occidente.
Bajo la presidencia de Donald Trump, Estados Unidos ha reestructurado sus alianzas, lo que ha creado una oportunidad para Xi. En sus discursos, ha enfatizado que el mundo está en un estado de cambio y que China es la potencia responsable que puede guiarlo. "Debemos oponernos a la mentalidad de guerra fría", declaró Xi, refiriéndose a lo que considera el comportamiento de Estados Unidos.
Además, Xi ha prometido subvenciones a los estados miembros de la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS) y ha propuesto reformas al sistema internacional. Este enfoque busca mostrar que las reglas de unos pocos no deben imponerse a otros, un mensaje que resuena en un contexto donde Estados Unidos ha impuesto aranceles a varios países, incluyendo a India, que ha visto un aumento en las tensiones comerciales.
La dinámica global está cambiando, y Xi parece estar aprovechando este momento para fortalecer las relaciones con líderes que han buscado equilibrar su postura entre Estados Unidos y China. Observadores sugieren que este es el momento ideal para que Xi corteje a estos líderes, especialmente en un contexto donde la influencia de Estados Unidos está siendo cuestionada.
Sin embargo, a pesar de su despliegue de poder, Xi también enfrenta críticas por sus vínculos con países como Corea del Norte, Rusia e Irán, que son vistos como actores problemáticos por Occidente. La guerra en Ucrania ha intensificado estas preocupaciones, y algunos analistas advierten sobre la creciente coordinación entre estos países, lo que podría tener implicaciones significativas para el orden mundial.