CIUDAD DE MÉXICO (AP) — México anunció el miércoles la prohibición de importar, producir y comercializar 35 plaguicidas altamente peligrosos y presentó un programa para sustituirlos gradualmente por otros menos tóxicos durante los próximos cinco años, aunque todavía no está claro cuándo estarían disponibles esos sustitutos.

Según explicó el secretario de Agricultura, Julio Berdegué, durante la conferencia diaria presidencial, entre los ingredientes activos vetados está el DDT, un insecticida altamente tóxico y en desuso. “En todo el mundo está prohibido desde los años 70", reconoció. "En México, por alguna razón, se prohibió la importación, pero no la producción o el uso", agregó.

Parte de estos productos —entre los que está también el endosulfán, carbosulfán o aldicarb— , se utilizan en el cultivo de frutales, caña, algodón, aguacate e incluso maíz aunque son cancerígenos, afectan el sistema nervioso central, provocan cambios en el ADN e interfieren con el sistema hormonal.

Además, son altamente tóxicos para abejas y otros polinizadores, se quedan en los cuerpos de agua afectando a peces y fauna acuática, contaminan de forma persistente el suelo y son extremadamente tóxicos para las aves.

Berdegué dijo que la decisión de vetarlos tiene que ver con su peligrosidad y con la intención de México de cumplir con sus compromisos internacionales, pero reconoció que todavía no está claro cuándo habrá productos que puedan reemplazarlos.

“En el mundo hay mucha investigación para buscar sustitutos... eso le interesa a muchas otras naciones, no sólo a México, así que yo tengo bastante fe de que en el curso de un tiempo que no puedo decir cuánto, habrá productos disponibles en México y alternativas no químicas para ir avanzando a una agricultura cada día más limpia y más segura”.

Un ejemplo de los problemas para la sustitución de químicos es el glisofato, utilizado por grandes multinacionales y considerado por la anterior administración mexicana como “el herbicida con mayor producción y uso en el mundo y también el más peligroso”.

México lleva desde 2019 intentando reducir y eliminar su uso y aunque prohibió su importación dejó sin efecto muchas de las restricciones en 2023, en parte por conflictos comerciales con Estados Unidos.