La reciente media sanción en la Honorable Cámara Diputados de la Nación del proyecto de modificación de la distribución del Fondo de ATN significa la introducción de un nuevo parche a un federalismo ficticio que, bajo la justificación del federalismo posible o realista, disfraza y consagra el unitarismo desde hace décadas vigente.

La persistente puja distributiva entre nación y las provincias deja claramente al desnudo la tergiversación y fragilidad de nuestro sistema federal. Un federalismo que se vio desnaturalizado, con posterioridad a su consagración en 1853 , por un largo y sistemático proceso de concentración y absorción de las autonomías provinciales por parte del gobierno nacional, desdibujando el equilibrio subyacente a la figura de unidad federativa bosquejada por Alberd

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