La Europa continental, nuestra Europa incomprendida pero siempre deseada, ha puesto en marcha los motores del nuevo curso con un claro objetivo: sobrevivir a este complejo tiempo programando un futuro mejor. Nos enfrentamos a una disyuntiva decisiva y sin paliativos: renovarnos de forma clara y rotunda o resignarnos a la más absoluta irrelevancia. En pocas palabras, reinventarse o morir en el ostracismo mundial.

Sin embargo, en Europa todavía hay políticos con buena imagen y buena cabeza, valorados por una gran mayoría de ciudadanos; son pocos, pero si rascamos sale Mario Draghi. El expresidente del Banco Central Europeo, que también ha sido presidente del Consejo de Ministro de Italia, tiene fama de serio y consecuente, nada populista y sí buen analista, que de vez en cuando recibe elogi

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