El sueño largamente postergado del Metro de Colombia por fin es visible—sobre camiones de plataforma. Los primeros vagones de acero inoxidable, enviados desde China, avanzan lentamente 1.150 kilómetros desde el Caribe hasta Bogotá, aclamados por los pobladores y grabados por celulares, convirtiendo las carreteras en vías provisionales de fe.

Una caravana a través de montañas, y un país se detiene

El Metro aún no corre sobre rieles, pero ya atrae multitudes. Seis relucientes vagones, recién salidos de las fábricas chinas, llegaron a Cartagena este año y fueron recibidos “con toda la pompa” por el alcalde de Bogotá, Carlos Fernando Galán. Desde allí, el viaje comenzó no bajo tierra, sino sobre asfalto: un convoy que retumba por tierras bananeras, llanuras ganaderas y luego hacia las cordil

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