En los antiguos “cuartos oscuros”, donde “revelaban negativos” fotográficos, la oscuridad eliminaba las distracciones, nos enfocábamos en cómo emergía la imagen del papel sumergido en el reactivo.
Si nos guiamos de esa experiencia, desconectamos el ruido, el histrionismo del presidente Donald Trump, no escuchando sus palabras, concentrados en sus acciones, emergerá su coherencia rigurosa.
Todo lo que él dice es ruido, distracción, pongamos el volumen en cero, que sería como apagar las luces del “cuarto oscuro”, concentrémonos en lo que hace. Sólo así podremos entender que en realidad el presidente, de manera rigurosamente disciplinada, sigue el guión, el libreto.
Trump lleva nueve meses gobernando. Cualquier mujer embarazada el 20 de enero de este año, cuando él se juramentó, estaría pa