La Cancillería de Brasil habría adoptado una postura de " extrema cautela " ante la posibilidad de que el mandatario de EE.UU., Donald Trump, planee efectuar un desplante mediático al presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, como el que hizo en febrero pasado al líder del régimen de Kiev, Vladímir Zelenski, cuando ambos se encontraron en la Casa Blanca.

Diplomáticos brasileños habría dicho —bajo confidencialidad— a CNN Brasil que la reunión bilateral anunciada este martes por Trump,  luego de encontrarse en los pasillos de la ONU a Lula mientras ambos participan en la 80 Asamblea General, que el encuentro sí podría ocurrir pero Itamaraty lo maneja con suma precaución .

"Es necesario tener cautela para evitar que el presidente brasileño caiga en la misma trampa en la que cayó Vladímir Zelenski en febrero de este año", citó el mencionado medio, tras recordar que el ucraniano fue increpado en directo por Trump, le canceló un almuerzo y le pidió que abandonara la Casa Blanca.

La situación de prudencia en la diplomacia brasileña se sostiene, especialmente, porque Trump —durante su discurso ante la ONU— criticó el panorama político interno de Brasil y habló de supuestas violaciones de libertades en ese país suramericano, al que EE.UU. ha aplicado una andanada de impuestos y sanciones a los miembros del Poder Judicial.

Según los diplomáticos brasileños, desde Brasil existe la percepción de que el gesto de acercamiento provino de Trump, por lo que el siguiente paso sería trabajar hacia un acercamiento  y en una agenda bilateral que involucre estrictamente temas económicos, eliminando cualquier sesgo político del debate.

La aproximación del mandatario estadounidense también fue percibida como una posibilidad para   negociar   los aranceles e incluso revisarlos. Además, Itamaraty procuraría demostrar a Trump que la agenda ideológica de su exasesor Steve Bannon y la del secretario de Estado, Marco Rubio, generarían limitaciones para el normal desenvolvimiento de las relaciones mutuas.

Además, según fuentes consultadas por ese medio, la reunión también sería una posibilidad de neutralizar al lobby del expresidente ultraderechista Jair Bolsonaro , que promueve las sanciones de la Casa Blanca contra Brasil como estrategia para desestabilizar el clima político y al Gobierno de Lula .