Los muelles de ferris, antes bulliciosos entre Trinidad y Venezuela, se han quedado en silencio mientras buques de guerra estadounidenses navegan por el Caribe y la retórica se endurece. El transbordador que une a dos vecinos está fallando, castigando a familias, comerciantes y a una economía transfronteriza sacudida por el miedo y la incertidumbre.
Los ferris como barómetro del miedo
Si quieres una lectura en tiempo real de la ansiedad regional, olvida los podios y mira los muelles. Los operadores de la ruta Cedros–Tucupita dicen que el flujo de pasajeros se ha desplomado de cientos al mes a apenas unas docenas. “De transportar 70 pasajeros en junio, vimos una fuerte caída a solo 45 en agosto”, dijo la empresaria venezolana Alana Medina, que dirige el ferry Ángel del Orinoco , en decl