La cubierta de un portaaviones siempre ha sido un escenario de tensión: cada despegue es una coreografía milimétrica que combina acero y ruido. Durante más de seis décadas, esa escena estuvo dominada por el vapor. Ahora, con el Fujian , ese guion también se escribe con electricidad. No hablamos de un experimento a puerta cerrada, sino de una demostración pública en cubierta con varios aviones diferentes, el tipo de prueba que deja constancia de que la catapulta electromagnética está operando en condiciones reales.
La demostración no fue casual. Coincidió con los actos por el 80º aniversario de la victoria en la guerra contra Japón y la Segunda Guerra Mundial , donde el protagonismo también pasó por el mar. De acuerdo con el Ministerio de Defensa , el Fujian sirvió de plataforma para