La tensión internacional ha escalado a niveles alarmantes, evocando recuerdos de la Guerra Fría. Polonia ha amenazado con derribar aviones rusos que se acerquen demasiado a su espacio aéreo. Mientras tanto, drones sospechosos, posiblemente de origen ruso, sobrevuelan Escandinavia. En la Ribera Occidental, los temores de una nueva intifada aumentan ante las insinuaciones de anexión por parte de Israel, sumado a la ofensiva en Gaza. En Estados Unidos, la inflación también se perfila como una preocupación creciente.
En este contexto, el presidente Donald Trump se dirigió a la 80ª Asamblea General de las Naciones Unidas en Nueva York. Su discurso, caracterizado por divagaciones y afirmaciones controvertidas, no ofreció consuelo a los aliados de Estados Unidos. Trump, en un tono desafiante, afirmó: "Soy muy bueno en esto. Sus países se están yendo al infierno". Además, se quejó de una escalera mecánica que se detuvo mientras él la usaba, y recordó su oferta de remodelar la sede de la ONU durante su carrera inmobiliaria.
El presidente también hizo comentarios sobre el cambio climático que revelaron su falta de comprensión sobre el tema. Dijo: "Tenemos un aire muy limpio… pero el problema es que en otros países como China, donde el aire es un poco áspero, sopla". Además, advirtió sobre una supuesta purga de ganado, afirmando: "Quieren matar a todas las vacas", refiriéndose a los ambientalistas.
En el Reino Unido, Trump recibió una cálida bienvenida real, pero no tardó en desmentir afirmaciones sobre la adopción de la sharia en Londres. Criticó las políticas de energías renovables del primer ministro Keir Starmer, lo que generó tensiones en la delegación británica.
Trump también se postuló para el Premio Nobel de la Paz, a pesar de que muchas de las guerras que mencionó no estaban en pleno apogeo durante su mandato. Dijo: "Todos dicen que debería recibir el Premio Nobel de la Paz por cada uno de estos logros". Sin embargo, su frustración se hizo evidente al cuestionar el propósito de la ONU, afirmando: "¿Cuál es el propósito de las Naciones Unidas?".
El discurso de Trump dejó a muchos líderes mundiales reevaluando su enfoque hacia él. Aunque no ofreció nuevas soluciones para la guerra en Ucrania, expresó su apoyo a que la OTAN derribara aviones rusos, aunque con la salvedad de que "depende de las circunstancias". Su reciente encuentro con el presidente ucraniano Volodymyr Zelensky le llevó a afirmar que Ucrania podría ganar la guerra, una opinión que no comparten muchos expertos.
A pesar de la hostilidad de Trump hacia la ONU, las potencias extranjeras, especialmente en Europa, continúan intentando trabajar con él. Su discurso, aunque caótico, refleja una nueva realidad global donde Estados Unidos, que fue fundamental en la creación de la ONU, ahora se presenta como su crítico más feroz.