El alcalde musulmán de Londres, Sadiq Khan, esperó veinticuatro horas a ver si el primer ministro Keir Starmer (o alguien del Gobierno en su nombre) salía a defenderlo de los ataques de Donald Trump en su discurso ante la Asamblea General de las Naciones Unidas. Pero, como era de prever, el titular de Downing Street prefirió callarse, por miedo a ofender al hombre más poderoso de la Tierra, con el que quiere estar a buenas. como sea.

De manera que a Khan, el político con un mayor mandato personal en la historia del Reino Unido (más de 1.300.000 votos en las últimas elecciones), sólo le quedaron dos opciones: o permanecer callado o revolverse, y mostrar a Starmer (y al mundo) cómo se planta cara a Trump.

El síndico londinense, un delfín de Tony Blair que representa a la izquierda moderada

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