En las Naciones Unidas, el presidente colombiano Gustavo Petro incendió la ortodoxia de la guerra contra las drogas, denunció los ataques de EE. UU. en el Caribe y pidió rehacer la seguridad global. Sus últimos días como presidente plantean una elección tajante: ¿aceptará América Latina el statu quo o exigirá rendición de cuentas y rediseño del poder?

Una guerra contra las drogas construida sobre el poder, no sobre el polvo

El último discurso de Gustavo Petro ante la Asamblea General de la ONU no fue una despedida: fue un ajuste de cuentas. En un discurso amplio y acusador, sostuvo que la “guerra contra las drogas” nunca ha tenido realmente que ver con la interdicción de la cocaína. “La política antidrogas no es para detener la cocaína que llega a los Estados Unidos… mira el poder y la d

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