En la noche del piromusical de la Mercè, Lamine Yamal adelantó los fuegos de artificio con una aparición estelar en Montjuïc. Se le esperaba y no defraudó. Se le necesitaba e hizo lo que requería el partido. Tuvo media hora pero le sobró con una entrada en el duelo estruendosa. Con una arrancada le valió para dejar boquiabierta a la grada y rendida a la defensa de la Real Sociedad . Los donostiarras habían aguantado muy bien pero que no encontraron la forma de parar al 10 del Barça . No hay respuesta a la inspiración de Lamine.
Cayó el Madrid con estrépito en el derbi y el Barcelona se aúpo al liderato de la Liga con un alarde de su figura, un elegido que marca las diferencias. Con él no se puede ser prudente ni sensato. Su regate es demoledor, su visión de juego resulta clamorosa