Antes de correr feliz y sonriente hacia el córner que previamente había servido con precisión y fuerza Marcus Rashford, Jules Koundé se lanzó dolorido al suelo. Hubo un saque de esquina anterior que acabó con el francés doliéndose. Alguien de blanquiazul, en una treta, le tiró de las rastas en pleno forcejeo.
Seguro que en aquel momento Daniel Passarella, que fuera seleccionador argentino, se levantó del sillón exaltado por confirmar la teoría que había defendido toda la vida: los futbolistas deben llevar el pelo corto. No hacerlo es darle una oportunidad al rival.
Su cerrazón le llevó a mantener un pulso histórico con Fernando Redondo, al que no convocó a mediados de los 90. “Forma parte de mi personalidad, de mi imagen”, confesaba el futbolista del Real Madrid . ¿La melena o la vida?