La política actual en Nueva York está marcada por una creciente tensión entre la ciudadanía y sus cargos electos. En ese contexto, la gobernadora Kathy Hochul ha visto disminuir su respaldo popular en espacios urbanizados, rurales y suburbanos por igual.
Aunque asumió bajo circunstancias excepcionales, su liderazgo ha generado desencanto en una parte significativa del electorado. En su mandato, se combinan acciones consideradas erráticas, mensajes que alimentaron percepciones negativas y un clima económico adverso .
Esta mezcla ha dejado a Hochul con una aprobación levemente superior al 40% en muchos sondeos, valores que presagian dificultades electorales . En algunos distritos clave, sus números caen incluso por debajo del 35%. Los analistas advierten que, de no revertir esta