La indignación mundial se hizo tangible en las calles de Europa, respondiendo a la noticia de la Flotilla Global Sumud: una expedición de 40 barcos cargados de sustento vital que fue interceptada en aguas internacionales por el ejército de Israel. Este bloqueo, calificado de “ataque ilegal” por los activistas, forzó la detención y deportación de cientos de tripulantes de múltiples nacionalidades. Las protestas se intensificaron, iniciando en Madrid y desbordándose en Milán, donde los manifestantes tomaron las vías de tren, paralizando la ciudad y exigiendo el fin del asedio.

Mientras la gente se movilizaba, en el norte de África, la juventud marroquí, protagonizaba la mayor ola de protestas en años, exigiendo reformas urgentes en los colapsados sistemas de salud y educación. Los disturbio

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